Vertederos en el mar
Cuando paseamos por la playa, navegamos, tomamos el sol plácidamente o disfrutamos de las aguas de nuestros mares y océanos, no imaginamos lo que éstos esconden en sus entrañas. Conocemos o intuimos la existencia de maravillas y riquezas submarinas, pero nunca somos conscientes del volumen de basuras y desechos que se alojan en el mar, formando enormes cementerios de residuos, haciendo peligrar los ecosistemas marinos y, en definitiva, la vida de nuestro planeta.
Desde hace años, la organización ecologista Greenpeace alerta sobre la formación de vórtices descomunales de basuras en los más importantes océanos y mares de la Tierra. En concreto, la acumulación de desechos, situada al nordeste del Océano Pacífico, alcanza una extensión similar a la Península Ibérica o al estado de Texas.
La cantidad de vertidos asusta. Algunas fuentes estiman que, sólo en aquella zona del Pacífico, pueden hallarse hasta 100 millones de toneladas de desechos. Otros consideran que se trata de una cifra exagerada, aún así, también creen que el problema es muy grave.
Otro dato, aportado por Greenpeace, no es menos dramático. Según esta organización ecologista, el 10 por ciento de los 100 millones de toneladas de plásticos, fabricados anualmente en el planeta, terminan en los océanos.
El vórtice de basuras del Océano Pacífico, como el resto de depósitos de vertidos repartidos por los mares, se forma gracias a la acción de las corrientes marinas. Éstas se encargan de arrastrar los desechos, que comienzan a girar por el movimiento circular de aquéllas.
Los plásticos no biodegradables son las basuras habituales y más dañinas para los océanos. Los vertidos que hoy arrojemos al mar, tal vez sean encontrados por nuestros nietos o biznietos. Además, los vórtices logran alcanzar ecosistemas muy alejados de la acción humana, debido a las corrientes marinas, que se convierten en auténticas autopistas-vertederos. Por ejemplo, se han hallado cadáveres de albatros (habitan zonas remotas del Pacífico Norte) con multitud de plásticos en su interior.
Según Greenpeace, en el Pacífico Norte y por cada kilogramo de plancton natural, encontramos seis de plásticos, como PVC o polietileno. Una pequeña botella de un litro puede fragmentarse en tantos trozos como playas existen en el planeta. Así, podríamos encontrarnos los restos de esta botella en cualquier lugar del mundo. Son datos que deberían hacernos pensar a todos antes de arrojar desperdicios al mar.
Vía | Microsiervos
Foto | Flickr-Genista