Monstruos en el pantano de Iznájar

Monstruos en el pantano de Iznájar

Escrito por: Jesús M.    8 noviembre 2011     2 minutos

Se ha descubierto la presencia de siluros en el pantano de Iznájar. Se trata de una especie invasora de grandes proporciones, que amenaza seriamente la fauna autóctona de la cuenca del Guadalquivir.

En los últimos meses, se ha detectado la presencia de siluros en el pantano de Iznájar, en la provincia de Córdoba. El siluro (Silurus glanis) es un pez de agua dulce, que pertenece al orden de los siluriformes. Su hábitat natural se encuentra en los grandes ríos de la Europa central, del este y de Asia. Sus dimensiones pueden alcanzar cifras desproporcionadas. Un ejemplar, que goce de condiciones ambientales y de alimentación óptimas, podría llegar a los dos metros de longitud y los cien kilogramos de peso.

Entre los habitantes de la zona ya existía la sospecha de la presencia de la especie en Iznájar. Ahora, los miedos se centran en la posible extensión de este pez gigante por todo el río Guadalquivir, con los riesgos que esto supondría para la fauna autóctona de la cuenca andaluza. Al parecer, el siluro tendría fácil sobrepasar las fronteras de Córdoba y ampliar su presencia por el resto del Guadalquivir. Ello es debido a las aptitudes de la especie para sobrevivir en áreas fluviales con poco oxígeno, debido al alto índice de hemoglobina en su sangre.

Se cree que el siluro fue introducido en el pantano hace cuatro o cinco años. Este invasor ataca a anfibios, aves y pequeños mamíferos nativos de aquella zona. Si la especie llega al bajo Guadalquivir, podría verse seriamente dañada la reserva de pesca del área.

El siluro es el pez de agua dulce más grande de Europa. No en vano, algunos lo han descrito como el monstruo de los ríos y embalses del centro y este del continente

Existe un precedente de introducción ilegal de siluros en España. En los años setenta del siglo pasado, un biólogo alemán soltó alevines de la especie en un afluente del Ebro. Por eso, hoy no es difícil encontrarlos en los ríos de la zona. A pesar de las graves consecuencias, para otras especies autóctonas, la pesca del siluro ha revitalizado el turismo centroeuropeo en el bajo Ebro. Otra vez las razones de índole económico están detrás de este tipo de aberraciones medioambientales.

Sería deseable que se interviniera rápidamente, para evitar la propagación de estos monstruos fluviales por el resto de la cuenca. Los daños, para otras especies piscícolas del río, pueden llegar a ser irreparables. Según los expertos, erradicarlos de Iznájar ya es imposible, aunque podría ser viable impedir su llegada a las zonas medias y bajas del Guadalquivir.

Vía | El País
Foto | Flickr-CReinboth