El simpático manatí

A pesar de la prohibición de su caza desde 1978 y a causa del deterioro de su hábitat, la población de los manatíes, animales acuáticos que habitan en zonas costeras y en ríos, son escasas en Venezuela. En la zona del río amazonas y el lago Maracaibo, donde se han visto afectados por la contaminación con la lemna, son lugares donde aún se pueden encontrar manatíes.

El manatí forma parte de los sirenios, nombre atribuido por la confusión con las sirenas en tiempos pasados. Es un animal que vive en las zonas costeras y fluviales, fundamentalmente Latinoamérica, donde estan protegidos por diversas legislaciones de desigual respeto.

Son seres inofensivos, herbívoros y pacíficos; muy vulnerables a los cambios en su hábitat, cualquier bajada brusca de la temperatura o algún elemento contaminante puede influirle muy negativamente hasta causarle la muerte.

Tienen un pelaje aislante; almacenan grandes cantidades de grasa en su cuerpo; pueden pesar hasta 500 kilogramos y miden unos 3 metros; son mamíferos, por lo que salen a respirar del agua cada 3 ó 5 minutos, aunque pueden aguantar la respiración hasta 20 minutos.

Su alimento lo encuentran en las plantas de los fondos de los ríos, ingiriendo entre el 8 a 15% de su peso diariamente; su largo intestino de unos 45 metros le permite esta proeza. No suelen desperdiciar energías en movimientos; se mueven de forma pausada, por lo que suelen ser victimas propicias de las hélices de las embarcaciones. Su esperanza de vida alcanza los 60 años.

Tienen una cola en forma de remo que les sirve para nadar; poseen bigotes como las focas pero su piel no es tan gruesa y son vulnerables al frío. Le gustan comer en zonas costeras, aunque en sus preferencias también están los ríos; hay poblaciones a lo largo de la costa del Caribe y en el continente sudamericano desde México al norte del Brasil.

Vía | correo del caroní

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