Cacto, ni árbol, ni hierba (II)

Cacto, ni árbol, ni hierba (II)

Escrito por: Leticia    27 julio 2010     2 minutos

Tarde o temprano, la lluvia llega siempre y con frecuencia cae a torrentes. La mitad de la cantidad anual de lluvia que recibe el desierto puede caer en una sola noche. A la mañana siguiente no hay ni señal de lluvia. La arena está seca, los lechos de las corrientes de agua secos, los terrenos pantanosos o las marismas se han evaporado.

Pero el cacto saguaro ha sacado el máximo rendimiento del chaparrón. Sus raíces han podido estar ociosas durante meses: cocidas y recocidas por el calor de la arena, no han podido menos que entrar en acción al primer contacto con el agua, prosiguiendo su bombeamiento hasta agotarla.

A poca profundidad bajo el suelo, su sistema radical se ensancha ampliamente, como un colector de desagües de alcantarilla, y gracias a ello el saguaro acumula durante el aguacero reservas de agua, que le permitirán vivir durante el periodote sequía, a veces, hasta cuatro años.

Una aportación continua de agua representaría para esta planta un peligro infinitamente mayor que una sequía tan prolongada. Pues, en efecto, no posee ningún medio para detener su bombeamiento y absorción de agua, en un terreno siempre húmedo se pudrirían las raíces de la planta ocasionándole la muerte.

Mantenerse en pie es un problema no menos importante para el saguero. Una planta que puede pesar ocho toneladas y más y elevarse 15 metros de altura, necesita una armadura sólida. La de este cacto está constituida por un entresijo de células leñosas situadas bajo la cubierta exterior.

Las poderosas espinas, de la misma naturaleza que esta armadura, son una de las materias vegetales más robustas que existen en el mundo. Prácticamente son irrompibles, y algunas pueden alcanzar hasta 30 centímetros de largo. Los indios las usan a modo de agujas de tricotar y la parte leñosa de los tallos o astiles viejos les es todavía más útil: con ellas fabrican remos, o las emplean también como material de construcción o como combustible.

Fuente | Maravillas de la naturaleza
Foto | Flickr – Martin Heigan