Europa suspende en cuanto a pesca sostenible

Europa suspende en cuanto a pesca sostenible

Escrito por: Rebeca   @dqtqjas_rbk    5 agosto 2009     4 minutos

Si nos ponemos dramáticos y peliculeros podríamos pensar que en un número x de años nuestros nietos o biznietos no conocerán a la mayoría de especies que hoy existen en el mar y que nosotros aún podemos admirar. El claro ejemplo podría ser la anchoa, desde el 2005 esta especie ya no se pesca en el Golfo de Vizcaya y la moratoria de pesca se aprueba año tras año sin vistas a una mejoría. Este pez está destinado a quedar como una reliquia en el museo gastronómico de nuestros paladares. Esto no significa que ya no queden anchoas, sino que no sale rentable pescarlas para los pescadores.

Las consecuencias no sólo afectan a los pobre animales sino también tiene graves consecuencias socioeconómicas. Encontrar un plan de gestión pesquera sin que conlleve muchos sacrificios políticos no resulta nada fácil. Los encargados de llevar a cabo este rompecabezas son los científicos, ellos evaluan los estados de las pesquerías mundiales y las soluciones más exitosas en cada caso para evitar el colapso del mar.

Según se publica en la revista Science, un estudio realizado por 20 científicos al estado de 10 ecosistemas marinos mundiales aún queda esperanza para salvar la situación y los métodos de gestión están siendo efectivos. La mitad de los ecosistemas estudiados presentan claros síntomas de recuperación. Pero cabe destacar que el 19% de los stocks mundiales pesqueros se encuentran sobreexplotados y un 9% colapsados. Según estudios del 2007, los índices de explotación se han rebajado por norma general y en 7 de cada 10 ecosistemas estudiados la intensidad de pesca se ajusta a los límites de sostenibilidad.

Según el estudio, muchas de las pesquerías han cumplido la ley basada en recomendaciones científicas. Esto quiere decir que han reducido cuotas, protegido áreas y cerrado a la pesca, protegido especies concretas y prohibido ciertas artes de pesca (como la tan temida pesca de arrastre que España sigue sin prohibir) o limitarlas.

La cara amarga son las pesquerías que han cumplido la ley pero sin tener en cuenta la voz de los especialistas en la materia. En el lado más negativo están las pesquerías que ni si quiera han sido capaces de cumplir la ley. Estas pesquerías se sitúan sobretodo en Europa.

Europa tiene las flotas más sobredimensionadas mundialmente, sobretodo Francia e Italia. Es en estas aguas donde se produce la mayor parte de las capturas ilegales. Las cuotas pesqueras han sido reducidas progresivamente en los últimos años pero en muchos casos siguen por encima de las recomendaciones, cosa que agrava la situación de muchas de las especies comerciales más castigadas.

Boris Worm, principal autor del estudio, comentaba que ‘muchas pesquerías en Europa están gravemente colapsadas, y no se ha reducido lo suficiente la pesca como para ayudar a las especies y a los ecosistemas a reucperarse’. Tres años atrás este mismo autor, junto con el científico español Enric Sala, publicarón un alarmante estudio en que se advertía de la grave situación de las pesquería y que si el ritmo de pesca seguía siendo tan abusivo en unos 50 años la población ya no sabría lo que es saborear un buen plato de pescado.

Especies como el atún rojo o los escuálidos se encuentran en una situación muy dramática, la pérdida de estos grandes depredadores marinos no sólo tiene consecuencias económinas sino que también ecológicas las cuales pueden y deben ser mucho más importantes.

Si estos datos ya no fuesen suficientemente escandalosos y preocupantes, los científicos recalcan la gran cantidad de pesca ilgeal y las flotas que van a pescar a las aguas de países en vías de desarrollo, lo cual no ha facilitado los estudios pero da a entender que el daño en las pesquerías mundiales es mucho más importante de lo que se muestra.

Lo que se debe hacer es dejar a las poblaciones sobreexplotadas que se recuperen, recuperar sus hábitats y así se podrán pescar más peces con menos esfuerzo. Esto nos facilitaría la vida a ellos y nosotros y podríamos seguir disfrutando de la belleza de estos animales y, por qué no, de su sabroso sabor.

Vía | ElMundo.es