Cotorras de Kramer

Cotorras de Kramer

Escrito por: Jesús M.    17 diciembre 2011     2 minutos

La cotorra de kramer, o de collar, es un loro africano-asiático usual como animal de compañía. Junto a las cotorritas argentinas ha formado grandes colonias en los parques de las urbes, fruto de los escapes o sueltas de jaulas.

La cotorra de kramer es un ave perteneciente al género Psittacula de las psitaciformes. Su nombre científico es Psittacula krameri y el hábitat natural de la especie se localiza en áreas de África y Asia, en países como India.

Existe un elemento físico muy llamativo en estos loros. Los machos adultos están dotados con un vistoso collar rojo y negro. Las hembras carecen de este elemento, aunque sí portan, en la misma zona, un área sombreada. El color originario de su plumaje es el verde, aunque han aparecido sucesivas mutaciones, que nos permiten disfrutar de cotorras de kramer en tonalidades azules, amarillas, blancas etc. En la foto de más abajo puede verse una de estas mutaciones.

Las cotorras de kramer, también llamadas cotorras de collar o de la India, suelen medir 40 centímetros y su peso ronda los 140 gramos. Poseen un pico de color rojo intenso. En cuanto al carácter, estos loros no son fáciles de trato, aunque depende de cada espécimen y de la educación que éste reciba de su dueño. No están, especialmente, capacitadas para el habla, aunque pueden llegar a decir algunas palabras, siempre en tonos agudos muy peculiares.

La cotorra de Kramer es un loro verde en su origen

La alimentación de este particular loro asiático se basa en semillas, como el girasol, el maíz, la avena, el mijo etc. La fruta es un elemento fundamental en su dieta, adora la manzana, por ejemplo. La época de cría es la primavera, suelen poner entre 3 y 5 huevos, que eclosionan a los 22 días.

Existen cuatro subespecies diferentes: Psittacula krameri parvirostris, Psittacula krameri krameri, Psittacula krameri manillensis y Psittacula krameri borealis. Las dos primeras se localizan en el continente africano y las segundas en diversas zonas de Asia.

En algunos núcleos urbanos este tipo de aves, igual que las cotorras argentinas, han llegado a formar bandadas, tras escapes o sueltas de jaulas. Se trata de un problema grave, pues las aves se adaptan fácilmente a los parques y árboles de las grandes ciudades, forman colonias de dimensiones desproporcionadas y provocan problemas a la fauna autóctona. En el área de Barcelona, durante los años setenta eran 50 los ejemplares presentes, hoy día se superan las 2000 parejas.

Vía | Manuales
Fotos | Flickr-PGPalmer
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