Miles de millones de semillas

Miles de millones de semillas

Escrito por: Leticia    2 enero 2010     2 minutos

Las plantas carnívoras no son sino la excepción a la regla general para los representantes del reino vegetal en tomar su sustento del aire y del suelo. Pero esto no quiere decir que la lucha por la vida no exista también entre las plantas. Lo único que hace es que toma una forma distinta de la de los animales.

Lo que lo vegetales han conquistado es su sitio al sol, y su modo de reproducción se halla considerablemente influenciado por esta necesidad. Una semilla que cae al pie del árbol que le dio su origen no encuentra allí con qué alimentarse y muere. Para encontrar las condiciones necesarias para engendrar otro árbol es preciso que, de una manera u otra, la semilla se aleje del lugar donde nació y encuentre un sitio para hundirse en la tierra desnuda.

Puede que esto parezca imposible, pues la mayoría de las semillas y de los frutos son incapaces de desplazarse por sus propios medios, pero, no obstante, esto se realiza todos los días en la naturaleza, donde el viento, el agua y los animales, cada cual a su manera, colaboran en la diseminación de as semillas, estando ellas mismas adaptadas a los diferentes modos de transporte previstos.

Las formas de las semillas, como las de los frutos que las encierran, son, pues, múltiples. Las semillas del álamo blanquean el suelo como si estuviesen nevados los vilanos del diente de león flotan al arbitrio de los vientos, los frutos del arce o del olmo pueden cubrir grandes distancias, llevados por sus alas, los del fresno y del ailanto forman remolinos en los aires, como si fueran pequeñas hélices.

Para asegurar la reproducción de los vegetales la naturaleza multiplica el número de sus gérmenes o semillas, teniendo en cuenta los riesgos a que se exponen. Si son precisas mil semillas para agregar un árbol al bosque. Cada uno de ellos producirá centenares de miles. Pero la fecundidad de las hierbas y de las florecillas prevalece todavía sobre la de los árboles. Una sola planta de trébol rojo de algunos centímetros de altura producirá varias entenas de copias en sí mismas. Pero la planta que produce el mayor número de semillas no es una hierba de los campos, es una orquídea, cuya inmensa y variada familia goza de excelente nombradía por la hermosura de las flores.

Fuente | Revista Genios