Definitivamente, algunos no quieren darse cuenta de la obviedad: los elefantes africanos se encuentran en grave peligro de extinción. Cada año, se organizan decenas de safaris en Botswana y otros países del continente africano, con una sola finalidad: colmar las necesidades "asesinas" de centenares de potentados cazadores del primer mundo. A algunos, incluso, les importa un pimiento hacerlo con dinero público, todo sea por colgarse la medalla de haber quitado la vida a un ejemplar en riesgo de desaparición. Un dudoso honor y un fin, ciertamente, bochornoso, repugnante y despreciable.
Lamentablemente el tema de la obtención de marfil está volviéndose día a día más grave. En la actualidad las milicias se encuentran atacando a los paquidermos dentro de un Parque Nacional con el fin de quedarse con este costoso material. El tráfico ilegal del marfil está siendo alimentado por la guerrilla, quienes luego de obtenerlo regalan la carne a la gente.
El elefante de Sumatra (Elephas maximus sumatrensis) está gravemente amenazado. Entre la década de los ochenta del siglo XX y la actualidad, la población de la especie se ha reducido a la mitad. El motivo principal de esta sangría es la pérdida de su hábitat natural. Se estima que ha desaparecido en torno al 70% del mismo. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) clasifica al elefante de Sumatra, junto al resto de animales en peligro crítico de desaparición.
2011 ha sido el peor año, de las últimas décadas, para el futuro de los elefantes africanos. El comercio ilegal de colmillos ha aumentado considerablemente, así como las requisas efectuadas en distintas operaciones. Según los datos de Traffic (Red de vigilancia del tráfico de vida salvaje), durante el año pasado se efectuaron más de una docena de intervenciones.
Lo mismo que otros animales como los delfines, estas grandes criaturas tienen la característica de poderse reconocer si se miran en un espejo, a esta conclusión se llegó luego de una ardua investigación por parte de un equipo de científicos de Estados Unidos. También concluyeron que esta característica fue desarrollándose de forma independiente entre los animales.
En Kenia son las acacias quienes disponen de un aliado para defenderse de los elefantes. Estos animales acostumbran a derribarlas y devorarlas sin piedad. Pero al encontrarse las hormigas en las acacias los elefantes desisten de su idea.
En una aldea de Asia, los pobladores corren desesperadamente para ponerse a salvo en el único lugar seguro: la copa de un árbol. ¿Qué ser extraordinario puede provocar semejante pánico? Es un elefante hambriento que se acerca para saquear los cultivos, las casas y los depósitos de alimentos. Nada ni nadie se interpone en el camino de un elefante hambriento. Aún así, 300 personas por año mueren asesinadas por elefantes.