Megaponera analis, las hormigas africanas que curan a sus aliadas en combate

<strong><em>Megaponera analis</em></strong>, las hormigas africanas que curan a sus aliadas en combate

Escrito por: Jorge Rubio    26 febrero 2018     2 minutos

Un grupo de investigadores ha descubierto que las hormigas de la especie Megaponera analis curan a sus aliadas heridas en combates frente a termitas.

Las hormigas cuentan con una compleja estructura social que en muchos sentidos se asemeja a la de los humanos incluso cuando estas «van a la guerra». Una reciente investigación ha demostrado que las hormigas africanas de la especie Megaponera analis salvan a sus compañeras heridas llevándoselas fuera del combate hasta el hormiguero. Allí son sanadas todas las hormigas para que puedan volver a cazar una vez estén recuperadas.

Los descubridores de este singular comportamiento pertenecen a la Universidad de Würzburg (Alemania) que han señalado que estas hormigas cazadoras de termitas tienen una organización militar similar a las que se utilizaban en el medievo. Erik Frank, autor principal de la investigación señala que la Megaponera analis es una especie “muy sofisticada y muy militar” ya que sitúan a sus mejores soldados en la vanguardia y retaguardia para hacer frente a posibles enemigos de forma más efectiva.

Cuando atacan los nidos de termitas, es frecuente que las hormigas soldados queden heridos por las poderosas mandíbulas de sus rivales dejando como resultado extremidades amputadas. Las hormigas lamen estas extremidades amputadas y trasladan a sus compañeras heridas hasta el hormiguero para ser atendidas. Con este proceso de curación, únicamente muere el 10% de los ejemplares mutilados, mientras que si este ritual de curación no se realiza la mortalidad se eleva hasta el 80%.

“Es la primera vez que se observa en animales un tratamiento de heridas por otro individuo. Los perros y los gatos, por ejemplo, tratan sus propias heridas, pero no las de otros individuos. También tenemos observaciones anecdóticas en chimpancés y otros monos, pero ninguna de rigor científico que se pueda cuantificar”, detalla el investigador Erik Frank. Eso sí, Frank destaca que este comportamiento es una evolución natural que nace por ser beneficioso para la colonia y que en ningún caso es fruto de la compasión.

Fuente | La Vanguardia
Fotografía | Wikimedia Commons

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