Luna de miel en las islas Medas

Luna de miel en las islas Medas

Escrito por: Rebeca   @dqtqjas_rbk    31 marzo 2008     3 minutos

La Reserva Marina de las Islas Medas es el escenario elegido por los meros para vivir un romance que les lleva a reproducirse y a ser una especie habitual y numerosa en estos fondos. Las especiales condiciones de protección de esas aguas las transforman en un lugar privilegiado para la observación de las pautas sociales de esta especie en su hábitat natural.

Los estudios realizados por Mikel Zabala, Patrick Louisy, Antoni Garcia-Rubies y Vicenç García del Departamento de Ecología de la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona, pretendían dar a conocer las pautas de comportamiento social de este magnífico animal en el contexto de su reproducción. Para ello se desplazaron a la Reserva Marina de las Islas Medas donde procedieron a realizar censos visuales. Las principales tendencias socio-etológicas observadas resultaron parcialmente comparables a algunas pautas descritas en meros tropicales, aunque subsisten algunas diferencias que podrían atribuirse parcialmente al carácter templado del Mar Mediterraneo. La densidad de meros en la zona estudiada fue más baja en invierno que en verano, entre Julio y Agosto.


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Este curioso animal es hermafrodita hasta los 14-17 años cuando miden unos 80-90 cm de longitud y deciden entonces a qué sexo deben pertenecer. Los individuos más grandes son, sin duda, los machos, que pueden alcanzar una talla de 120 cm. La primera madurez sexual ocurre en las hembras con 5 años y 40-50 cm de longitud. Durante su reproducción son animales básicamente sedentarios asociados a un nido permanente.

Durante este largo periodo reproductor, los machos dominantes establecen sus territorios, dentro de los cuales reaccionan agresivamente contra los machos vecinos y contra hembras, numerosas y de tamaño menor. En este sentido, parece determinante la contribución que las áreas marinas protegidas aportan al éxito reproductor del mero en la cuenca mediterránea. Pero los espacios protegidos no son los únicos lugares donde se pueden encontrar grupos de densidades razonablemente altas. La escasez de juveniles y el predominio de individuos muy grandes sugiere que esas poblaciones no se mantienen por sí solas, y son renovadas por migraciones de adultos. Recientemente el norte de las costas Mediterráneas de Francia y España muestran la evidencia de que esta reproducción se produce en la cuenca Noroeste, aunque los juveniles que quedan son muy pocos.

Uno de los aspectos menos conocidos es cómo afecta al comportamiento de estos peces la actividad de los buceadores recreativos. Un espacio protegido como el de las Medas, está limitado a 450 submarinistas al día que representan, sin embargo, unos 65.000 al año. La presión de los visitantes y la práctica del feeding, causa de la pérdida de la natural timidez de los peces que ahora se sienten fuertemente atraídos por los submarinistas de los que esperan comida fácil, por un lado facilita el estudio del animal permitiendo una mayor aproximación durante sus actividades reproductivas, pero por otro lado complica la interpretación de sus interacciones y sus modelos de coloración.

En las Medas, al menos durante el verano, algunos grupos suelen abandonar sus refugios. Deambulan en un espacio bastante grande a menudo en aguas abiertas. Si son molestados buscan un refugio en algún inaccesible e impenetrable agujero. Sin embargo, cuando tienen hambre, algunos individuos pueden seguir a los buceadores durante más de 200 metros.

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