La invasión del caracol manzana

La invasión del caracol manzana

Escrito por: Jesús M.    9 abril 2012     2 minutos

Tres años después del inicio de la invasión del caracol manzana en el Delta del Ebro, la Generalitat de Cataluña pretende llevar a los tribunales a la importadora de animales exóticos, que presuntamente causó el desastre ecológico y agrícola.

En 2009, empezaron a detectarse los primeros ejemplares de caracol manzana en el Delta del Ebro. La invasión de esta especie foránea ha causado, desde entonces, un sinfín de estragos en la agricultura y el medio ambiente en el área del Baix Ebre. Ahora, la Generalitat de Catalunya llevará a los tribunales a una empresa importadora de animales exóticos, a la que se acusa de ser la responsable de la plaga.

Por el momento se han gastado más de tres millones de euros para combatir al caracol manzana, sobre todo, en los campos de arroz del Delta. Hace tres años empezaron a verse los primeros ejemplares, a escasos metros de la piscifactoría de la empresa denunciada, Promotora Bama.

Desde el principio, asociaciones ecologistas y agricultores de la zona señalaron a esta compañía como la responsable del desastre ecológico. En pocas semanas, los dueños desmantelaron las instalaciones y desaparecieron del Bajo Ebro. Actualmente, el caracol manzana se encuentra en casi toda la margen izquierda del Delta, con riesgo de llegar pronto a la derecha.

El caracol manzana se caracteriza por su extrema voracidad. Un dato esclarecedor en torno a esa característica: un par de ejemplares pueden acabar, en una sola noche, con 400 raíces de arroz.

La invasión ha sobrevivido a numerosas trampas y medidas: secado de plantaciones de arroz, distribución de cal viva en los desagües, colocación de filtros y barreras, quema de vegetaciones etc.

El caracol manzana no es apto para el consumo humano. Sale de noche y pone sus huevos en la hierba de los márgenes, cerca del agua. En estos momentos, los especímenes ya sobrepasan los 10 centímetros de longitud, a pesar de las acciones llevadas a cabo y encaminadas a su erradicación.

Esperemos que la decisión judicial final sea ejemplarizante, para que cosas parecidas no vuelvan a ocurrir nunca.

Vía | El País
Foto | Flickr-René Mayorga