Inteligencia animal (II)
A partir del experimento que te hemos contado en ‘inteligencia animal 1’ empezaron las primeras investigaciones y hoy los monos aprenden a ‘hablar’. A hablar, por supuesto, en sentido figurado, porque su nuez (demasiado alta) y su paladar (muy plano) no les permite obtener una fonética muy precisa, ni reproducir sonidos humanos. Incapacitado, pues, para pronunciar palabras, su código de comunicación necesariamente ha de ser otro.
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