Se secan los humedales de Daimiel

Se secan los humedales de Daimiel

Escrito por: Olibana    24 octubre 2009     2 minutos

El Parque Nacional Las Tablas de Daimiel, en la provincia de Ciudad Real, que había sido anteriormente una reserva de humedales, presenta en la actualidad un grave situación de desecación; menos del 1% de su suelo es agua y la turba bajo la superficie se ha secado, produciéndose incendios espontáneos con alarmante frecuencia.

Estos incendios que provienen de las entrañas de la tierra resultan difíciles de localizar para los responsables del parque, que sólo pueden advertirlos una vez que las columnas de humo se levantan sobre el suelo. En vista de la gravedad de la situación, la UE ha comisionado a un equipo de investigación para abrir un expediente científico.

La investigación de esta comisión se ha centrado en las irregularidades de la administración española responsable del mantenimiento de esta reserva. Han localizado una serie de construcciones de pozo ilegales colindantes con los territorios del parque. La comisión investiga los motivos que han permitido que las autoridades españolas no frenaran estas construcciones; a pesar de la advertencia continuada para que no se extrajera agua del parque para irrigar las plantaciones aledañas.

La presencia de incendios constantes es una evidencia de la destrucción de la turba. Paradójicamente, estos humedales que sostenían todo el ecosistema circundante, ya no contienen el agua necesaria ni siquiera para sostenerse a sí mismos. Los humedales se mantienen vivos por causas artificiales; dependen del agua que se les suministras desde otros lugares.

La paulatina desaparición de la turba bajo la superficie del parque impide la regeneración de los humedales, a medida que los incendios van secando la poca humedad que conservan bajo la tierra. La tierra ya no tiene la capacidad de retener el agua y las grietas producidas por la sequedad que dejan tras de sí los incendios, han iniciado un proceso irreversible de destrucción del suelo y del ecosistema que lo rodea.

Vía | www.guardian.co.uk