Bioficha
El mandril, uno de los primates más grandes del mundo
Reconocer a este primate no es nada difícil, ya que el color pardo oliváceo de su pelaje y la coloración azulada y rojiza de su cara y trasero nos desvelan fácilmente su identidad. El color de los machos es mucho más vivo, con hocicos rojos y azules y profundas estrías a los lados. El color de las hembras, sin embargo, es mucho más apagado. Por otro lado, la tonalidad del trasero tiene una función más que útil para ellos, y es que les sirve para ganar visibilidad y para que, a la hora de recorrer la densa vegetación de la selva, el grupo pueda seguir manteniéndose unido.
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