En el período de navidad, en las tiendas de fruta y en las mesas de los restaurantes de lujo, aparece, desde hace algunos años, una clase poco conocida de fruta seca.
Entre los egipcios, el dulce sabor de los higos constituía el ideal de la felicidad humana y a cumbre de los deseos. La bella Cleopatra quiso que el áspid mortífero le fuera llevado en una cesta llena de estos frutos.