El lemming o conejo del norte de Noruega

El lemming o conejo del norte de Noruega

Escrito por: Leticia    9 septiembre 2009     2 minutos

No es mucho mayor que un ratón de campo, sin embargo es más gordo y más ‘redondo’. Su cola es tan corta que apenas se distingue bajo el pelo velludo y pardo que le cubre por entero, incluso las orejas. Con una longitud de 10 centímetros, la cabeza y los huesos son muy pequeños y puede con facilidad esconderse en un agujero de 2 centímetros de anchura.

Sin desperdiciar la oportunidad de aplastar, bien sea un insecto o una larva, el lemming se nutre esencialmente de hojas, hierbas, raíces y líquenes y para arrancarlos, cortarlos y roerlos tiene los dientes en forma de hojas de sierra. De preferencia o comerá en su madriguera, pues sólo bajo tierra halla su seguridad este indefenso animal.

Los kilómetros de túneles que excava este animal demuestran que sus patas son excelentes máquinas cavadoras. Tienen una notable particularidad, que se modifica según las estaciones. Durante el verano los dos dedos medios de sus patas anteriores terminaba en uñas aceradas que le sirven para desenterrar las raíces. Pero llegando el otoño se modifican estas garras, se ablandan y duplican su volumen y se convierten en palas para apartar la nieve.

En vastas extensiones llanas de la tundra, las raíces retienen ciertas cantidades de hierba, hojas y musgos en descomposición que, entre hielo y deshielo de año en año, constituyen una capa movible por encima del suelo helado, formando mamelones llenos de rinconcitos, de huecos y de grietas, algo parecidos a una esponja. Y aquí, tras un ligero trabajo de adaptación instalaran los lemmings sus nidos, de unos 10 centímetros, redondos como pelotas. Los mismos están formados de las plantas saxífragas, y los más suntuosos están revestidos de pelos de zorro o de caribú.

En estos túneles doblemente aislados por la nieve y los restos vegetales no penetra el viento, y el calor animal de estas inquietas bestezuelas les asegura su calefacción. Ya pueden soplar vientos y bajar la temperatura hasta 30 grados bajo cero, los lemmings no tendrán frío.

Estos montículos donde emplazarán sus nidos están conectados entre sí por todo sistema de túneles múltiples empalmes que a veces alcanzan distancias de centenares de kilómetros.

El lemming cargado de familia se aleja muy poco de los nidos donde se encuentra su lugar. En estas confortables ciudades subterráneas no hay nada que permita adivinar el número de individuos a que asciende la población total de lemmings. Entre tanto, pululan por millones de millones.

Fuente | Maravilla de la Naturaleza

4 comentarios

  1. lara*!!* dice:

    me he enamorado de los lemmings k monaditas

  2. lara dice:

    anda a buscarlo a las montañas con los cientificos jaja…

  3. elquesefollaAlara dice:

    Ostia Lara solamente con decir que te gustan los lemmings me encantas. Te podria ayudar si quieres investiegar sobre los lemmings, veras conozco a un chico que su padre es cientifico y estudia sobre lemmings. Por cierto guapa. Sabias que los lemmings cuando ya no caben en la selva su instinto dice k toca ora de irse, y se van a una catarata y se tiran(se matan aderede) bueno wapa y k te deje mas informacion si kieres + dimelo

  4. elquesefollaAlara dice:

    UUyy y perdona por el nombre k puse matare a mi hermano k le dije k lo enviara y puso eso, me llamo Alex Funk, un beso wapa. 😀 ;D