Glaciares (III)

Glaciares (III)

Escrito por: Leticia    25 septiembre 2009     2 minutos

Los glaciares, como los ríos, realizan un intenso y continuo trabajo de erosión. El cuerpo del glaciar, al avanzar va arrastrando lentamente piedras o trozos de rocas desprendidas de las montañas por la acción de fuertes vientos o precipitaciones, bajas temperaturas, etc. Esos escombros se llaman morenas.

Existe una glaciar se expande sobre las aguas del Brazo Sur del lago Argentino con un frente de unos 5 Km. y una altura de más de 60 metros sobre el nivel del agua, de él caen trozos de hielo que pesan unas 70 toneladas con un estruendo ensordecedor.

En el año 1947, por primera vez y desde entonces creciente regularidad, su avance llegó a atravesar tierra firme en la península de Magallanes. Como una gigantesca topadora, la lengua del glaciar destruyó el bosque de lenga, un árbol característico de a zona y cortó el drenaje natural del Brazo Rico, que alimenta al lago Argentino. Como consecuencia de ello, las aguas del Brazo Rico, al subir de nivel, invadieron los valles y causaron grandes destrozos.

La altura de las aguas del Brazo Rico subió más de 20 metros sobre el nivel natural del Argentino, y se pensó hacer volar este dique natural mediante explosivo. Tales intentos no tuvieron éxito, pero lo que no pudo el hombre logró la naturaleza. Por la intensa presión del glaciar se va licuando la parte inferior y en el lago se forma un río que ‘lame’ la base del propio glaciar. Al cabo de meses las aguas forman una caverna o túnel de unos 600 metros de largo por donde avanza en un torrente incontenible hasta que se reestablece su equilibrio. Pero al mismo tiempo, en un espectáculo imponente, enormes bloques de hielo o témpanos de una altura semejante a la del obelisco de Buenos Aires son arrastrados por las aguas. La paz ha llegado, pero la lucha no cesa porque el extraordinario fenómeno se repite en forma periódica: cada tres años, aproximadamente.

Es un espectáculo sobrecogedor, bellísimo, que deja atónitos a los que lo contempla.

Fuente | Revista Muy Interesante

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