El oso y el hombre

El oso y el hombre

Escrito por: J.M. Arenas    22 mayo 2008     3 minutos

En el Principado de Asturias ya no es difícil encontrar casos de acercamiento del oso al hombre. Hace 20 años era casi imposible; en la actualidad el cruzarse con un oso pardo en la Cordillera Cantábrica cabría calificarlo de casi habitual. En esta afirmación coinciden profesores universitarios, guardas forestales, vecinos y Principado de Asturias.

«Hay que ir con cautela, pero los indicios nos hacen pensar que es así, que se está produciendo la habituación del oso. Cada vez se ven más osos. Esa es la impresión que tenemos«, señala Javier Naves Cienfuegos, biólogo profesor de la Universidad de Oviedo y uno de los mayores expertos en la materia. La cosa no quedó ahí.

Los ataques a las colmenas, el ganado y los frutales se han disparado. De 50 reses muertas en 1999 a unas 150 en la actualidad; el número de colmenas asaltadas se duplicó en 10 años.

El furtivismo de los últimos años se ha reducido en gran parte; cerca de 20 años con apenas disparos ha producido un acercamiento de las crías al hombre. A principios de los años 90 se calculaba en 70 la población de osos pardos; en la actualidad puede estar sobre los 130 según la Fundación Oso Pardo. El pasado ejercicio hubo 18 osas con cría, todo un record.

Cada vez hay más basuras al alcance del oso; hay mas gente por el monte. Los arándanos empiezan a disminuir en la Cordillera Cantábrica, posiblemente un nuevo efecto colateral del calentamiento global. El tener menos alimento empuja a los animales en su búsqueda de alimento hacia los valles; como parece que estas tendencias no van a cambiar, parece acertado pensar en que esta habituación vaya a mas.

Este síntoma que podría interpretarse como positivo puede volverse contra los osos; “no es bueno que el oso se habitúe al hombre, que no se alimente por sí mismo. Un oso que come del hombre está muerto«, opina Naves.

En el Parque de Yellowstone, en USA, a finales de los años 60 las autoridades cerraron los basureros donde los animales encontraban su sustento. “Murieron 150 osos, pero a la larga vino bien para su conservación”. De este episodio surgió la imagen del guarda forestal que persigue al oso Yogui y a quienes le daban emparedados para comer.

En Eslovenia, Austria o Rumania hay osos acostumbrados al hombre que crean problemas. «Si un oso se habitúa al hombre hay que espantarlo. Y deberíamos ir pensando en soluciones similares para la Cordillera Cantábrica. Lo mejor es hacerle daño”, asegura Naves. Una de las opciones es dispararle pelotas de goma al verlo acercase a una población o asustarle con ruidos.

La gestión del oso es difícil en la cordillera –un espacio pequeño y habitado-. Además hay que tener en cuenta a los turistas; al mejorar el avistamiento hay empresas que, sin control, ofrecen viajes para verlos; es el caso de Naturetrek, que el pasado año organizó su primer tour y tiene pensado repetirlo en junio de este año.

Vía: El país